lunes, 6 de julio de 2009

No tengo nada que contar. Al menos nada que me venga a la cabeza de manera apremiante.
Que acabé la carrera, sí. Eso me hizo ilusión; tampoco mucha, no vayas a creer que hice una fiesta. Aunque me hubiera gustado hacerla. Una fiesta con sus centollos, sus botellas de sidra... Como los ricos.

Ahora voy a hacer un master. Como los fracasados. O como los vagos. Porque con tal de no dar palo al agua, pues te embarcas en otra movida y pospones el momento de comenzar a trabajar.
Si mi novio no me hubiera mandado a tomar viento fresco, a lo mejor estaba redactando mi currículum en francés, vete tú a saber. Pero ya nada. Bueno, me mandó a tomar viento fresco pero durante unos días. Ahora ya todo está bien y volvemos a utilizar apelativos cariñosos.

Voy a pasar un verano de relax, cuidando de mascotas virtuales y comiendo helados de chocolate. Y eso se merece una entrada.